Las reglas de oro para un uso seguro del correo electrónico corporativo

En el día a día digital de una empresa, el correo electrónico actúa como el principal canal de comunicación e intercambio de información. A través de él fluyen correos con clientes, directrices internas, documentos de proyectos y todo tipo de información sensible. Aunque es extremadamente útil, esta herramienta es una de las principales puertas de entrada para ciberataques.

Hoy traemos otra de nuestras infografías de seguridad. en esta ocasión le ha tocado el turno al correo electrónico.

El primer punto recae sobre la responsabilidad individual e intransferible: cada usuario es el guardián de su cuenta corporativa. Las credenciales son estrictamente personales y no deben compartirse con nadie, ni siquiera con compañeros, sin una autorización explícita. Todas las acciones realizadas desde una cuenta se atribuyen a su titular, por lo que ceder el acceso puede generar una brecha en la cadena de confianza digital de la organización.

La segunda norma se centra en la cautela frente a los archivos adjuntos y los remitentes desconocidos. La recomendación es clara: hay que desconfiar por sistema de correos inesperados y, sobre todo, abstenerse de abrir documentos ejecutables o habilitar macros si no se tiene certeza absoluta de su origen. Un solo clic puede ser la puerta de entrada para software malicioso que ponga en riesgo a toda la red. Para añadir una capa de protección extra, servicios como Microsoft Defender para empresa ayudan a detectar y neutralizar amenazas antes de que se materialicen.

¿Y si a pesar de todo surge la sospecha de una infección? Aquí entra en juego el tercer pilar: seguir el protocolo establecido. En lugar de intentar solucionar el problema por cuenta propia, lo que podría empeorar la situación, el usuario debe informar de inmediato al responsable de seguridad. De manera similar, como indica el cuarto punto, cualquier correo con contenido inadecuado o sospechoso también debe ser reportado. Actuar con rapidez y seguir los cauces definidos sirve para contener el incidente y reducir su alcance.

Finalmente, la quinta regla establece que el correo corporativo es de uso exclusivo para fines laborales. Utilizar la cuenta de la empresa para asuntos personales, como registros en páginas web, formularios o comunicaciones privadas, crea una exposición innecesaria. Esta práctica mezcla el entorno seguro de la compañía con ecosistemas externos menos controlados. Para ello, una solución de Correo profesional asegura que las comunicaciones de negocio se mantengan dentro de un perímetro seguro y gestionado.

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