Gustavo San Felipe (acens) le cuenta a El País cómo aplicar el RGPD
El País ha elaborado el artículo sobre el RGPD ‘Bajo siete llaves. Así es como las empresas deben blindar nuestra información personal según el nuevo reglamento de protección de datos’, y para ello ha contado con la participación de Gustavo San Felipe, Delegado de Protección de Datos de acens.¿A quién aplica el reglamento?
El RGPD aplica a las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas. Incluso a los autónomos, siempre y cuando traten información personal como parte de las actividades dentro de la Unión Europea. “Los pequeños negocios deberán de llevar un manejo exhaustivo si el tratamiento es regular”, dice Gustavo San Felipe.
Los datos personales son nombre y apellidos, domicilio, dirección de correo electrónico, DNI, la dirección de protocolo de internet (IP), el identificador de una cookie, identificador de la publicidad del teléfono y los datos en poder de un hospital o médico, que podrían ser un símbolo que identificara de forma única a una persona. La fuente de esta información puede provenir de clientes, empleados y proveedores.
Existen datos sensibles que merecen una protección especial. Entre ellos están el origen racial o étnico, las opiniones políticas, las creencias religiosas o filosóficas, la afiliación sindical, los datos biométricos o aquellos relativos a la orientación o vida sexual. “Esta información, en caso de que exista en una empresa por un motivo justificado, debería protegerse con cifrado y mantenerse separada del resto mediante técnicas de seudonimización”, aclara San Felipe.
Ejemplos de casos reales en PYMES
Firenzia es una pequeña asesoría fiscal y correduría de seguros que nació hace 27 años en Madrid; actualmente cuenta con 12 empleados y 200 clientes. “En 2018 nos volvíamos locos con todas las comunicaciones y consentimientos que teníamos que enviar”, indica su fundador, Adolfo Jiménez: La tarea de adecuar la nueva legislación al tamaño del negocio no fue sencilla y requirió reajustar el tratamiento de la información. “Hoy, nuestros clientes están más tranquilos cuando saben que cuidamos sus datos en todo momento”, indica.
Ana Anglada abrió su negocio en Madrid en 2007, AnagaVets, una clínica veterinaria, y la llegada del RGPD le causó preocupación: “Parecía que con el nuevo reglamento el mundo se iba a terminar… nuestro miedo era tener al día siguiente una sanción”. El mayor reto fue entender los entresijos de la normativa y la asesoría: “Lo que recomiendo es lo mismo que cuando está tu perro enfermo: hay que acudir con un experto y no buscar las respuestas con la gente del parque”. Para ella lo primordial es el bienestar animal, pero no olvida que detrás de cada mascota hay una persona que requiere privacidad, por eso hoy día conoce de memoria los detalles que pide a sus clientes.
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